premió a Ferro Carril Oeste por su aporte al deporte
Si alguien se despertara luego de veinte años, como Walter, el de la publicidad de Telefónica, y viera como se encuentra hoy Ferro no lo podría creer. Es que poco queda de esa época dorada del club, que supo consagrarse campeón en todos los deportes y ser la única institución en Sudamérica condecorada por la UNESCO.
Esa historia exitosa que consiguió de la mano de Carlos Timoteo Griguol en fútbol, consagrándose campeón de los nacionales 82 (en forma invicta) y 84; de la mano de León Najnudel y Miguel Cortijo en Básquet, logrando una enorme cantidad de títulos nacionales y sudamericanos, convirtiéndose en el máximo campeón de la década del 80; y de la mano de Julio Velasco, Waldo Kantor y Hugo Conte en Voley, ganando también varios torneos importantes. Esa historia del club de barrio, del barrio de Caballito, que llegó a tener más de 50 mil socios, que llegó a ser un ejemplo para muchos equipos y que hoy también lo es, pero ejemplo de lo que no hay que hacer.
Hasta aquí traté de explicar los puntos que enorgullecen a todo hincha de Ferro, el hecho de que en todos los deportes hayan pasado alguna vez por el club y hayan sido exitosos. Pero existe una realidad, mucho más actual, que nos duele y tratamos de evitarla y de discutirla: A NADIE LE IMPORTA TODO LO QUE FUIMOS.
El hincha de fútbol se olvida rápido de los hechos históricos, vive el día a día. Y es inadmisible, pero es así, que muchos piensan que clubes como Lanús, Banfield, Chicago, Tigre o Arsenal sean más grandes que Ferro. Pasa que ya llevamos 7 años deambulando por la B, una categoría que históricamente no nos pertenece, y ya muchos ni se acuerdan de quienes somos. Es más, me animaría a decir que pibes que ahora tienen 13, 14 años ni deben saber que existimos. Pero existimos, y puedo asegurar que somos mucho más que todos esos clubes, aunque muchos piensen lo contrario. La gloria que supimos conseguir, y 64 años en Primera División, avalan todo lo que afirmo.
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El tema es que estamos complicados y cada vez peor. En quiebra, con una deuda “de primera”, pero con ingresos “de la B”, se hace difícil recuperar el club para los socios. A todo esto, si sumamos que el equipo está peleando para no descender (de nuevo) a la tercera categoría, da una situación muy delicada. Y no se advierte una mejoría para el futuro. La gente de Ferro pareciera que no se interesara en los problemas que aquejan al club. Lo mismo que sucedió en la década del 90, cuando la institución dio el vuelco, y empezó a caer por un barranco, hasta terminar con la triste noticia de la quiebra.
Desde mi punto de vista, el problema fue justamente en la época dorada del club. Creo que no se tuvo una visión de futuro para engrandecer aún más a Ferro. Piensen, 50 mil socios pagando una alta cuota todos los meses, madres haciendo largas colas para anotar a sus hijos en las famosas "Vacaciones Alegres", chicos que se morían por jugar en la primera de fútbol, de basquet, o de voley de un club multicampeón. En esa situación super favorable no se aprovecho para, por ejemplo, construir integramente el estadio de cemento, conseguir un predio de entrenamiento más cercano (se compró un terreno en Pontevedra a 40 kilómetros de Capital), o brindarles más y mejores servicios a su gran masa societaria.
Ahí comenzó la debacle, acompañada por dirigentes corruptos que robaron a más no poder, vendieron terrenos del club por cifras millonarias, y los socios e hinchas no hicieron nada para evitarlo. Cuando se dieron cuenta ya era tarde, estábamos en quiebra y jugando en la B, luego de 30 años ininterrumpidos en primera.
Hoy en día varios grupos de hinchas colaboran desinteresadamente para ayudar al club en la difícil situación que está. Juntan plata para conseguir refuerzos, pintan el estadio, recuperaron la cancha auxiliar del club y construyeron canchas para realizar otros deportes como handball y softball. Pero por otro lado, muchos hinchas ni siquiera se molestan en comprar los bonos NO obligatorios de 5 pesos para ayudar a palear la magra situación económica. Sé que si uno es socio no correspondería que pague esos 5 mangos adicionales, pero sabiendo los problemas que tenemos, creo que es importante colaborar con esa suma.
La hinchada por su parte, me refiero a la "Banda 100% Caballito", creo yo que se pasa. No sólo alienta los 90 minutos de cada partido y arma una fiesta cada vez que juega Ferro, sino que también colabora económicamente para bancar a los jugadores. Suena paradójico, en la mayoría de los clubes, los barras le piden plata a los jugadores, aquí la hinchada es la que le da dinero a los jugadores.
Además muchas cosas dan para pensar como que todo este en contra de Ferro. Llegó Gustavo Mascardi diciendo que era hincha del club y gracias a su billetera gerenció la institución por 3 años. Pero no pagó un peso de la deuda y se fue por la puerta de atras dejando muchas deudas. Al estar en quiebra nos gobierna un juez que supuestamente debería impartir justicia. Pero en este caso no, nos toco uno que buscaba llenarse los bolsillos a costa del club, intentando poner un shopping donde está la cancha. Los jugadores que salen, es increíble que sigan saliendo a pesar de que el club destine muy poco interes a las categorías menores, no sienten amor por la institución que los banco por más de 10 años y que los hizo hacerse un nombre en el fútbol. Es el caso de los chicos de la foto, Federico Fazio e Iván Macalick, chicos que debutaron en el 2005, y que en su momento se quisieron ir del club sin dejar una moneda. El caso de Fazio se resolvió en enero de este año con una transferencia al Sevilla de España, por alrededor de 800 mil euros. Y Macalick está por ser tranferido en estos días por 400 mil dólares, cifra que está muy por debajo de lo que el mercado maneja por centrales jóvenes con una altura superior al metro noventa.
Otro punto importante es el del estadio. Es el único de la Capital Federal que mantiene su lugar desde su fundación. Está ubicado a 100 metros del centro exacto de la ciudad de Buenos Aires. Eso siempre generó que muchas aves de rapiña se interesasen en estos terrenos, aprovechando la floja situación económica del club. A este problema, que los hinchas de Ferro estamos acostumbrados desde hace unos años, se sumó una campaña realizada desde TyC Sports, diciendo que el estadio estaba en malas condiciones, omitiendo el estado de otras canchas impresentables como la de Defensa y Justicia y otras del interior. Esto llevó a que el gobierno de la ciudad clausurara el estadio por un mes, lo que obligó a Ferro a jugar de local en Argentinos y Español. Pero por suerte, la clausura se levantó para recibir las finales del torneo de rugby de la URBA.
Los tablones, que muchos relacionan con la antiguedad y el paso del tiempo, para el hincha de Ferro se relacionan con alegrías y tristezas, con títulos y descensos. Son la prueba de que Ferro estás mas allá de todo eso.
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Hoy la lucha es por levantar la quiebra y volver al lugar que merecemos estar: la Primera División. Porque por más que se encuentre en la B Nacional, peleando el descenso a la Primera B, el hincha entona cada vez que juega Ferro: "...No me hablen del descenso, no me hablen de la B, Oeste es de Primera, dejate de joder..."
ZeTTi !
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